El glaciar Ritacuba Blanco, el más alto de la Sierra Nevada del Cocuy, está en franco retroceso: pierde alrededor de 25 metros de hielo cada año y su superficie actual es la más reducida registrada en la historia. Según el IDEAM, Colombia ha perdido cerca del 90 % de su cobertura glaciar en el último siglo y solo conserva 33 km² de hielo distribuidos en seis nevados. Si la tendencia continúa, el país podría quedarse sin glaciares en menos de tres décadas.
En 2022, el Ritacuba Blanco registró apenas 12,8 km² de hielo, y en los últimos meses se evidenciaron grietas profundas y zonas completamente descubiertas de nieve. Investigaciones internacionales, como las de The Guardian, advierten que este fenómeno traerá graves consecuencias para la biodiversidad, el turismo y, sobre todo, para las fuentes hídricas que abastecen a comunidades campesinas y urbanas en Boyacá y otras regiones.
El páramo que rodea al glaciar es un ecosistema estratégico: regula el ciclo del agua, almacena carbono y alberga especies únicas de flora y fauna. Sin embargo, enfrenta presiones el turismo no regulado y el cambio climático. Ante esto, el Gobierno nacional ha convocado a las comunidades de El Cocuy a un proceso de zonificación participativa, con el fin de compatibilizar la protección ambiental con las actividades productivas y el derecho a la tierra.
Paralelamente, proyectos como la guía “Caminos y saberes del páramo”, elaborada por Ecopetrol junto a universidades y líderes locales, buscan promover un ecoturismo sostenible y documentar el conocimiento tradicional sobre 227 especies vegetales de la zona, muchas con valor medicinal y cultural. Este tipo de iniciativas son clave para fortalecer la educación ambiental y generar alternativas económicas que no pongan en riesgo el ecosistema.
La desaparición del Ritacuba Blanco sería una pérdida irreparable para Boyacá y para Colombia. Proteger el páramo del Cocuy no es solo un asunto ambiental, sino de seguridad hídrica y de identidad cultural. La ciencia, la comunidad y las autoridades coinciden en que aún hay margen de acción, pero el tiempo para frenar este deshielo histórico se agota rápidamente.
Escrito por: Darío Camargo