En la Vereda Suescún del municipio de Tibasosa existe un paraje escondido, sobre todo si se tiene en cuenta que es subterráneo, y que el ingreso a esta zona cada vez se confunde más con el relieve terrestre que se divisa en la región.
Según los habitantes del municipio, pero especialmente de la vereda, las que hasta hace unos años se creía eran cuevas, terminaron siendo grandes cavernas, y son el sitio más recóndito e inexplorado de su localidad, en parte, quizás porque su punto de acceso queda en una finca privada.
Javier Camargo es un habitante de la región, hace seis años descubrió este sitio, cuando acompañó a un amigo a hacer un descenso, del que no esperaban mayor cosa, y que concluyeron gratamente sorprendidos. “Cuando bajamos empezamos a adelantar una exploración profunda, encontramos muchos túneles, detrás de los cuales había varias salas de caverna, cientos de estalactitas y de estalagmitas, y hasta una fuente de agua”, relató.
El primer descenso que Javier hizo junto a su amigo Sergio tardó un poco más de 8 horas, ese día alcanzaron a adentrarse por lo menos 1.000 metros, ya para los otros dos o tres descensos que adelantaron lograron explorar 1.300 o 1.400 metros hacia adentro, y aun así, no encontraron un final, hasta el momento.
“Algo maravilloso de estas cavernas lo descubrimos en lo que hasta el momento denominamos la ‘sala 3’, allí hay una pequeña quebrada con caudales que fluyen constantemente, y que incluso forman pozos de agua clara, en medio de la obscuridad absoluta”, describe Camargo.
Tanto Javier como las personas que se han atrevido a explorar este lugar son conscientes de la importancia del mismo, pero sobre todo del respeto que se debe tener con ellas, por lo que hasta el momento no las ven como un potencial turístico, pero que, es merecedor de una exploración científica, con expertos en espeleología, con el apoyo de entidades del orden público y del sector privado.
Según el relato de Camargo, las famosas ‘Cavernas de Suescún’ pueden ser más grandes de lo que muchos lleguen a imaginarse, pues a través de varios pequeños túneles, él y sus amigos, alcanzaron a divisar decenas de salas interconectadas por estos reducidos espacios. (Fin – Jader Silvera – UACP – URT)
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